La investigación por la mayor tragedia sanitaria de la historia argentina, vinculada a 173 muertes por consumo de fentanilo contaminado, incorporó nuevos testimonios que apuntan a un patrón de fraude en la fabricación del medicamento.

Una testigo declaró ante el juez Ernesto Kreplak y detalló una cadena de negligencias y maniobras para ocultar contaminación bacteriológica en los lotes producidos por Laboratorios Ramallo.

La declaración describe que los protocolos de esterilidad, que requieren análisis por 14 días, eran acelerados por "órdenes de arriba" con el objetivo de priorizar la venta del fármaco. Además, la nueva testigo habría relatado prácticas destinadas a no registrar resultados que implicaran demoras en la comercialización.

El testimonio, junto con declaraciones previas y chats internos agregados al expediente, refuerza la hipótesis de que las irregularidades no fueron incidentes aislados sino parte de un sistema sostenido para mantener la producción aun ante fallas en los controles.

La causa que instruye el juez Kreplak ya tiene 14 procesados, entre dueños y directores, imputados por adulteración de sustancias medicinales con resultado de muerte. El caso es comparado con las tragedias de Cromañón y Once.