Los ministros deberán coordinar sus días de descanso entre finales de diciembre y enero, asegurando el reemplazo de funciones clave para evitar interrupciones en la administración. Aunque no se emitieron prohibiciones explícitas de ciertos destinos, desde el entorno presidencial se enfatizó evitar lugares que puedan ser percibidos como lujosos o poco sensibles al contexto económico del país.

En línea con esta política, se espera que altos funcionarios eviten destinos como Punta del Este, Estados Unidos y Europa, ajustándose a una gestión que se ha caracterizado por llevar adelante lo que el presidente definió como “el ajuste más grande de la historia”.

Milei, por su parte, no tomará vacaciones. Según fuentes cercanas, permanecerá en la residencia de Olivos, desde donde planea continuar trabajando junto a su círculo más cercano. Fiel a su estilo, el mandatario destacó su compromiso: “Soy un workaholic, me levanto y voy al escritorio a trabajar”.

El único viaje en la agenda del jefe de Estado será a los Estados Unidos, donde participará el 20 de enero en la asunción presidencial de Donald Trump, un gesto que marca su sintonía con el expresidente norteamericano. Este evento es poco común para un mandatario extranjero, dado que las ceremonias de toma de posesión en ese país no suelen incluir a líderes internacionales.